circundante. Me sonaba como un trompetazo. Aquí había un desafío sumamente importante. Que la Teología de la Liberación hacía imperativa la formación exegética y hermenéutica de nuestros estudiantes y de la iglesia en general, era obvio. Que se requería de una nueva reflexión y práctica en torno a la relación entre iglesia y sociedad, era evidente. Pero una pregunta central tenía que ser cómo llenar el vacío «ideológico», particularmente de quienes sí eran conscientes de que los valores del Reino
Page 10